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La Playa de Berria en Santoña

Estamos ya dejando atrás la primavera para entrar en el verano y el buen tiempo. Cada día que pasa en tierras cántabras el sol comienza a despuntar más sobre el horizonte. Pero esto no quiere decir que tengamos menos oportunidades de visitar el norte de España antes del verano, un lugar casi tan atractivo en días de lluvia como soleados.

Sin ir más lejos son muchos los turistas que prefieren esta época del año para acercarse hasta las playas cántabras antes de que la Comunidad se llene de turistas en la temporada alta. Es ahora cuando se visten de una elegancia inusual, alejados del bullicio turístico de los meses estivales. La soledad de muchos de estos arenales y el silencio solo roto por el oleaje del Cantábrico envuelven el paisaje de un aura mágico. Es lo que ocurre en Santoña con la célebre Playa de Berria.

Para mí es una de las playas más bonitas de Cantabria. Tiene algo más de dos kilómetros de longitud y se halla delimitada por el monte Brusco, al oeste, y el Buciero al este. Santoña se encuentra a solo cuatro kilómetros, por lo que el paseo hasta la localidad sea una de las rutas más concurridas durante el verano. Aún así hay autobuses desde la propia ciudad que os llevan a esta playa.

Una playa familiar, aunque de oleaje en ocasiones bastante fuerte (es lo que tiene el Cantábrico en mar abierto), lo que provoca que sea ideal para los amantes de deportes acuáticos como el surf, el kitesurf, la vela, etc… En ocasiones incluso ha albergado alguna competición de surf, debido a sus magníficas condiciones.

Dispone de todos los servicios básicos para disfrutar de un día de playa, con duchas, socorristas durante el verano, aparcamientos, accesos a minusválidos, etc…

La belleza de la Playa de Berria invita a venir a ella en cualquier época del año. Lógicamente en verano es el momento ideal, pero ahora en otoño es la ocasión perfecta para hacer algo de senderismo en los alrededores. Se puede pasear por toda la longitud de la playa, disfrutar de Buciero y el istmo que separa el arenal de Argoños, llegar hasta el faro del pescador e incluso subir a la cumbre del monte Brusco y contemplar la panorámica.

Tal vez lo mejor de la Playa de Berria es que está alejada de las edificaciones. Parece una playa virgen, en donde los colores del mar y la naturaleza se funden en un abrazo estrecho. A veces es para alegrarse que aún haya playas que se conserven en este estado. Así las podemos disfrutar más, y Berria es precisamente de esos rincones que se degustan con deleite.