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La Ermita de San Juan de Gaztelugatxe en Vizcaya

¿La imaginas?. Pues todo es poco cuando te sitúas a los pies de la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe. El paisaje, la naturaleza, la fuerza del mar rompiendo contra las rocas, el sonido vociferante de aquel espejo cristalino… Es difícil precisar que haya en España un lugar con tanto misterio y encanto como este.

La Ermita de San Juan de Gaztelugatxe se halla apenas a siete kilómetros de Bermeo, en la costa vasca, poco antes de llegar al pueblo de Bakio. Está construida sobre una antigua fortificación, que muchos creen de origen templario, y data del siglo X. Pero, a decir verdad, cuando uno llega hasta allí la historia de la pequeña ermita pasa rápidamente a un segundo plano.

La ermita se encuentra en una lengua de tierra, a la que se accede a través de sus 237 escalones. Es prácticamente imposible describir con palabras lo que se siente y lo que se comtempla a medida que vas subiendo a la ermita. La fuerza del viento nos trae ecos y recuerdos de siglos atrás.

Divisas la ermita como si fuera un pequeño barco anclado en el tómbolo de tierra. La brisa del mar, siempre fresca, es el único acompañante del esfuerzo que supone subir hasta la ermita. Y así, peldaño a peldaño, vas subiendo hasta llegar a los pies del pequeño templo. Pero, antes, un último secreto…

En el último peldaño, cuenta la leyenda, se encuentra la huella de San Juan Bautista. Cuenta la tradición que, metiendo el pie en ella, nos traerá salud y buena suerte. Así que, una vez allí, tenéis que seguir el protocolo.

Otra de las tradiciones nos lleva a tocar durante tres veces la campana, pidiendo un deseo para que se cumpla. Hay que cumplir con todos los requisitos ya que estamos por aquí, ¿no?.

Ahora, ya en la ermita, asomaros a contemplar las vistas. Sencillamente majestuoso, ¿verdad?. Os recomiendo ir especialmente en los meses de primavera y otoño, que es cuando hay menos turistas y la calma y el misticismo que se respiran es mucho mayor. Tampoco os echéis para atrás si hace mal tiempo. Nosotros fuimos con lluvia, y os puedo asegurar que la experiencia es también fascinante.

Si tenéis la suerte de llegar cerca del atardecer, el ocaso os ofrecerá desde allí un espectáculo grandioso. Recordad siempre que estáis en uno de los rincones más bonitos, no sólo de la costa vizcaína, sino tal vez de España. ¿La cámara de fotos?. Aún la tengo echando humo desde entonces…

Foto Vía Urdaibai